martes, 31 de agosto de 2021

La librería que cerró

Imagina que es Invierno.

Imagina que la calle está llena de charcos, y en ella vas acelerado, esquivando el agua.
Tus pies van calados, y sientes los calcetines empapados contra la suela de tus zapatos.
Entonces notas gotas más grandes que se estrellan sobre tu cabeza, al cruzar bajo los aleros de los edificios. 
La tarde es joven, pero el cielo hoy se ha cubierto más de lo normal.
De repente, cruzas una esquina, la calle está a oscuras, pero a lo lejos vislumbras una débil luz amarillenta. Esa luz parece ser más potente en los reflejos que produce el agua estancada en las aceras.
Quizás es una luz esperanzadora, o no, aún no lo sabes.
Pero al acercarte hay algo que llama tu atención, el subconsciente te reclama, te quiere para el solo.
Y es curioso..., es curioso saber que la luz que antes te atraía ya no es tan importante, queda relegada a un segundo plano.
Ahora, justo ahora, es el olfato el que llama a tu atención.
Y una llama que empieza a quemar, arde dentro de ti.
Un descubrimiento, un tesoro. 
Lo sientes, lo notas.

Entras dentro y la luz envuelve todo tu ser.
¡Estás descubriendo algo nuevo!
Algo que te obsesionará en un futuro, e incluso si no tienes cuidado, a enloquecer incluso puedes llegar.
Has pisado, y no solo con el pie, sino con el ALMA, un sitio que encierra en unos pocos metros cuadrados un sin fin de mundos encerrados esperándote, pacientes, toda una vida.
Es el momento, lo sientes, está al alcance de tu mano.
Elevas las manos, la vista, y el mundo "natural" desaparece para siempre.

Ahora todo muere y desaparece; poco a poco, pacientemente...

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